Los bikinis de crochet son como una quimera. Cada vez que se acerca el verano (¡y la promesa de playita!) pensamos en lo bonitos que son, ¿pero cuántas de nosotras -que no sean blogueras con cientos de K followers- se han hecho realmente con uno? Ay, si es que quedan muy bonitos en la foto, pero luego para nadar, zambullirse, correr en la arena y demás, no parecen muy prácticos. Y sin embargo, cada año, ahí está la espinita clavada de “¿me lo compro?”. ¡Pues claro que sí! Venga, reconócelo: ¿cuántos bañadores tienes de temporadas pasadas que AÚN puedes usar? Pues ponte esos cuando te toque zambullirte y el día que quieras presumir de moreno y sacarte una foto mientras tomas el sol para dar envidia a todos tus seguidores (aunque sean la prima y esa compañera odiosa del trabajo), la inversión ya habrá merecido la pena… Venga, va, ya sé que es un poco tarde para hacerse propósitos para el año nuevo, ¡pero no para el verano! Este año, yo me lanzo… ¿alguna más?
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