El frío ya ha llegado para quedarse. Este fin de semana pasado ya he sentido que era Navidad de verdad, la niebla se ha instalado y aunque me encanta, también noto cómo hace estragos en mi piel, que se reseca todavía más de la cuenta, sobre todo en las manos, las cuales me he propuesto cuidar y mimar a conciencia.
Con el ritmo de vida que siempre llevamos (salimos de la ducha pitando y con el cuerpo mojado ya nos estamos vistiendo), encontrar un ratito de mimos es casi misión imposible.
¿Cómo sacar ese hueco?
Marcándolo en la agenda, estableciendo una pausa, marcándonos ritmos de descanso.
Quizá os parezca un poco friki, pero en mi caso, es la única manera de cumplirlo: establecer ese tipo de relax como si fuera una tarea más.
Hace poco estuvimos unos días por trabajo en París y después de llegar al hotel derrotados y muertos de frío, tras la ducha, me dediqué a mimar mi piel con la línea Goodness³ de Dove DermaSpa, que ya sabéis que me encanta, ya que la importancia de la hidratación se une a un momento único de disfrute. Además, enriquecida con la tecnología Cell-Moisturisers™, esta línea ayuda a estimular la renovación natural de las células de la piel.
El tratamiento de manos es para mí ya un básico que no falta en mi mesilla de noche y la colección Goodness³ es genial para utilizarla cuando la piel pide a gritos tanto hidratación como luminosidad, sin renunciar a un aroma que nos hace sentir como si estuviéramos en un Spa.
Un consejo: si acompañáis ese momento de cuidados con un té o infusión calentita, el placer ya es infinito… ¿os sumáis?
Ahora que se avecina el fin de semana, puede ser un plan perfecto, ¿no creéis? ¡Feliz día!
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