Tú pensando en las rebajas cuando recibes un dinerito extra en Reyes.
Después de los excesos navideños, llega la temida cuesta de enero, la lista de buenos propósitos para empezar el año y, sí amigas, las REBAJAS. Este año, además nos vienen que ni pintadas porque acaba de entrar el invierno en nuestras vidas y justo ahora es cuando necesitamos todos esos abrigos a mitad de precio (o eso creemos, la esperanza es lo último que se pierde y más la noche antes del gran asalto). Pero, ojo, triunfar en las rebajas no es tan fácil como parece, ¿verdad?
Cada víspera de Rebajas elaboras el plan perfecto para que tu primera jornada en busca de la ganga de tus sueños sea lo más exitosa posible. Y te preparas tanto física como mentalmente…
…y te despides de tus amigos y familiares como si te fueses al otro lado del muro (mejor si es con John Snow que lo único que sabe es que “se acerca el invierno”).
Antes de irte a la cama, el maravilloso mundo tecnológico te permite hacer tu primera compra, si es que el servidor de Inditex no se cae antes como ya es tradición en estas fechas.
Y llega el día D. Madrugas y esperas a que abran tu tienda favorita (si fuiste capaz de chuparte una cola para la #HMBalmanation, esto para ti es pan comido). Llevas muchos meses reservando esos caprichitos “para rebajas”. Sabes incluso en qué balda está colocado ese jersey de pedrería que tanto quieres pero que no te puedes permitir con tu sueldo de becaria. Y esta es la cara que se te queda cuando lo han rebajado…¡¡¡¿¿¿7€???!!!
Vale, calma. Tal vez el jersey no, pero igual ese bolso que tenías fichado desde antaño ahora está a un precio razonable…
O no.
¿Eso que ven mis ojos es una perfecto de cuero a 20€?
Mmmm… no. Mejor añádele otro cero detrás. ¡Eh! ¡Eh! ¡Al fondo de la tienda! ¡Todo al 50%!
Vale. Camisetas básicas. Tampoco es lo que buscas. Tu plan no está saliendo como tú esperabas. Y de repente, sin darte cuenta, tu vida pierde el sentido y te conviertes en lo más parecido a este gatito intentando subir un tobogán… un esfuerzo sin recompensa.
Y es aquí cuando eres consciente de que hace tiempo dejaste tu tranquilidad a un lado y perdiste “un poquito” los estribos.
¿Tantas noches en vela para esto? La ira desata tu fiebre consumista, pese a que habías prometido no comprar cosas innecesarias en este 2016. Ya te da igual la talla, la forma o el color, ¡pero quieres comprar algo! ¡Lo que sea!
Tú en Zara.
Sin darte cuenta te has convertido en tu peor enemigo, y del enfado pasas a la tristeza absoluta.
Y aunque no hayas comprado nada, te sientes como si hubieses corrido tres maratones en un día (al menos el propósito de hacer más deporte lo estás cumpliendo).
Y es pisar tu rellano -o el vagón del metro- y caer en coma profundo.
En tu cama reflexionas brevemente antes de plantearte repetir la historia el día siguiente. ¿Merece realmente la pena tanto esfuerzo? ¿Acaso no nos están engañando con esos descuentos casi inexistentes? ¿Necesito realmente unas sandalias verde lima en enero? ¿Dónde está mi abono transporte? ¿Qué pensarán mis amigos de mí? ¿Yo tenía un trabajo? ¿Mi hermana no se casaba el 7 de enero?
Pero antes de cerrar los párpados, recuerdas que 24 horas antes te compraste un abrigo de Urban Outfitters al 50% sin necesidad de colas, pisotones ni probadores. Y no puedes evitar sonreir… y bailar, aunque tu cuerpo ya no responda.
Quizás las rebajas on-line sean a partir de ahora tus mejores amigas… pero, aun así, comienzas a prepararte física y mentalmente para afrontar el día 2 de Rebajas… Ready? Steady? Go!
Good luck!
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