Son como un invitado que llega a tu casa sin avisar, justo cuando estabas pensando ir a darte un baño caliente para relajarte. Los granos, las imperfecciones y el acné molestan, y aunque tratemos de pensar en otra cosa, a veces podemos hasta sentirlos en nuestro rostro.
A diferencia de ese invitado inoportuno, los granos nunca serán bienvenidos. A veces, y cuando nos pequeños, no es tan terrible, pero estoy segura de que son muchas las mujeres que han hecho maleficios o pócimas mágicas para que el incómodo acné desaparezca por arte de magia.
Como si no les bastara con instalarse en nuestra cara por unos días, más encima pueden ser dolorosos y, en el peor de los casos, van cambiando de color a medida que van creciendo. El bendito grano quiere más protagonismo y "se viste de blanco" para llamar más la atención. ¡Terrible!
Aunque en muchos casos, el acné se debe a causas hormonales, también aparece por el estilo de vida que llevamos. De hecho, según un artículo de Women's Health, la zona del rostro en que tenemos imperfecciones puede ser una información útil para determinar qué está afectando la piel de la cara.
(cc) Vook / FlickrPor ejemplo, si casi siempre tenemos granitos en la zona de la frente, justo donde empieza el cuero cabelludo, puede deberse al ejercicio físico y a la transpiración. Si el acné sale en la frente pero un poco más abajo, puede que el clima o la contaminación ambiental sean los culpables.
Otra zona típica en que nos salen granitos es el mentón. En este caso y según el artículo de Women's Health, el estrés puede ser el causante de esa "indeseada decoración" que se instala en nuestra cara de vez en cuando.
Cuando estamos estresadas o bajo presión, nuestro cuerpo activa las glándulas sebáceas, y por ende, los poros producen más grasa y se infectan dando paso al acné.
La alimentación también es clave; si comemos alimentos ricos en azúcar o carbohidratos refinados, lo más probable es que vayamos a tener imperfecciones.
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